El papel de la familia es clave en el proceso de rehabilitación de los niños. Es fundamental potenciar las relaciones familiares para reconstruir la dimensión afectiva en los niños y adolescentes.
Al inicio, durante los 3 primeros meses, los niños y adolescentes no tienen la autorización de salir de permiso. El objetivo es que se acostumbren al funcionamiento de CIMA y se desliguen del entorno social problemático en el cual estaban. Sin embargo, pueden hacer llamadas telefónicas y recibir visitas. Pasados los tres primeros meses, cada quincena los niños y adolescentes pueden ir a visitar a su familia, a condición de que tengan evaluaciones positivas de su comportamiento en CIMA y en el colegio. Al principio, sus padres vienen a recogerlos y vuelven a traerlos. Si todo marcha bien, poco a poco los niños mayores pueden ir solos a su casa. Se les entrega una papeleta de permiso familiar con la hora de salida de CIMA para que sus padres puedan averiguar que no aprovechen esta autonomía para andar en la calle.